12.15.2009

Alguna vez me preguntaron a quién admiro, hoy en plena primavera puedo decirlo. Admiro a la gente que duerme en la calle en un crudo invierno.
La vida sigue su curso, el mundo sigue girando, y yo sigo siendo lo que siempre he sido, una estrella fugaz que no entiende su propio corazón.
Cuando borran de tu memoria ciertos momentos, que por fugaces no dejan de ser placenteros, y en su lugar una enorme mano que baja del techo te impone límites y tiempos que te impiden soñar; entonces sin dudarlo estás viviendo una nueva etapa de esclavitud moderna...

10.10.2009


CORAZÓN HIPOALERGÉNICO (versión baires)

Hoy está lloviendo fuego en Buenos Aires y es domingo...
Y sin embargo salí a reconocer el amor en hombres solitarios,
salí a reflejarme en novias sin nombre que bailan en la esquina de la luna,
salí a perderme un momento para escapar de mí.

Y en el trayecto por la oscura claridad, encontré dos disparos en el diario de mañana;
hallé dos gritos de odio que no los escuché por estar conversando conmigo.
Por estar distraido pensando en este giro absurdo que hace vomitar serpientes y manzanas.

Y caminé sin cuidado por cualquier motel que reventaba de lujuria en sus entrañas y noté
el contraste ruidoso con iglesias enormes que temblaban de frío y nostalgia.

En ese momento descubrí ángeles en los albores del cielo y demonios en la tormenta terrenal.
Y aprendí a vivir nuevas definiciones de guerra, nuevas definiciones de amor, nuevos métodos de penetrar pulsando teclas y nuevas palabras que mueren en las fronteras del alma.

Y pues bien, seguí la senda sin luz y fumé el aire espeso de la ciudad, fume el aliento de bocas ávidas e inertes, y después vino la muerte a tocar mi hombro para convertirme en polvo reincidente, a decirme que luche a su lado para conquistar alguna estrella negra cuyo nombre no recuerdo. Y al parecer no le hice caso porque aún sigo encadenado a este desorden y caos denominado sociedad.

Pero bien, ya termina el día y el dolor continúa, termina la tarde y la desesperanza continúa, termino mi café y el engaño continúa. Ésta es mi historia de angustias o algún sueño mal soñado quizás, eso que llamamos pesadillas....
Por eso necesito a gritos un nuevo corazón para no conocer el llanto de la tristeza o necesito algún anticonceptivo efectivo para no conocer esta cruda realidad.

O tal vez debo aceptar la propuesta silenciosa de la muerte para vivir sin temor esta agonía oportuna o esta vida vacía, pero mientras tanto, sigue lloviendo fuego en Buenos Aires y es domingo...

3.24.2009

¿Cómo escribir cuándo en lugar de manos se tiene alas?
Salí a volar